Carta Inédita: Tercera
Es verano, y el calor parece ponernos nerviosas a las dos. Dormir juntas en este estado umbilical es hermoso, pero ambas sabemos que el calor lo complica todo. Entonces, así sean las dos, tres o cuatro de la mañana, saco la reposera afuera, apago las luces, y me entrego al roce del vientito nocturno en mis pestañas.
A veces prendo la radio -bajito, para que tu padre no se despierte- y te canto de a susurros.
Nunca antes, mi chiquita, había sentido la libertad tan de cerca .. qué es ,sino, esto de tenerte flotando dentro mío, en la tranquilidad de la noche, en el vaivén mecedor que tanto nos gusta y con una música imperceptible de testigo.